La economía de la educación no ha sido una de las áreas de
especialización preferidas
Por economistas, ni ha contado con la simpatía de
educadores. Sin embargo tanto el acelerado
Desarrollo en la aplicación del análisis económico a
diversas áreas, como el extraordinario
interés por la educación como un instrumento de desarrollo,
han renovado la atención sobre
las respuestas o al menos sobre las intuiciones que el
análisis económico es capaz de aportar
en el campo educativo.
Dentro de este contexto, se presenta a continuación, una
mirada al desarrollo histórico
de la economía de la educación. En primer lugar se describen
las principales tendencias en el
desarrollo de este campo. Posteriormente se analiza la influencia
de esta área en el caso de
nuestro país, a través de un seguimiento sobre lo producido
en los últimos 30 años.
Economía de la educación: perspectiva histórica (1)
La economía de la educación emergió como una disciplina
formal en la década de los
60. Se debe tener presente, sin embargo, que las ideas
centrales sobre la importancia del
capital humano se remontan a los siglos XVIII y XIX. Tanto
Adam Smith, como Alfred
Marshall llamaron la atención sobre la importancia de la
educación en términos de inversión
en capital humano. De hecho, Adam Smith, puntualizaba en La
Riqueza de las Nociones, en
1776, que la educación ayudaba a incrementar la
productividad de los trabajadores, en la
misma forma en que la compra de una nueva maquinaria, del
otra forma de capital físico,
incrementaba la capacidad productiva en una fabrica o
empresa. En los primeros años del
siglo XX, el economista ruso Strumilin (1924) y otros
economistas europeos plantearon,
igualmente, analogías entre la inversión en educación y la
inversión en capital físico.
Es a fines de la década de los 50 y comienzo de los años 60,
cuando se da inicio a un
rápido desarrollo en el campo de la economía de la
educación. En los trabajos de Theodore
Schultz (1961), Edward Deninson (1962).
Gary Becker (1962) se encuentran algunos de los principales
aportes al desarrollo
teórico y al análisis de la educación desde una perspectiva
económica. A la vez aparecen las
primeras implicaciones de política que surgen de dicho
desarrollo teórico. En 1961 Schultz
llama la atención sobre la inversión en capital humano.
Sugiere que la economía crece a tasas
mayores a las que se explicarían por el crecimiento de los
Factores tradicionales de
producción (tierra, trabajo, y capital físico). Esto, debido
a la omisión del capital humano
como factor de producción. Siguiendo esta línea de
pensamiento, en 1962, el economista
Edward Denison usó el concepto de función de producción para
identificar la contribución de
los diferentes factores de producción al crecimiento en el
producto de los Estados Unidos
entre los años 1910 y 1960. Análisis preliminares
demostraron que el trabajo y el capital
físico no explicaban en su totalidad el crecimiento del
producto. Al profundizar el análisis de
lo que luego se denominó factor residual", Denison
sugirió que mejorías en la calidad de la
fuerza de trabajo, incluyendo incrementos en educación, eran
importantes, junto con otros
factores, tales como el progreso tecnológico y las economías
de escala para explicar el
crecimiento del producto. En esta línea de pensamiento, es
necesario mencionar los trabajos
de Abrarnowitz (1956) y Solow (1957), como precursores de la
idea de que una buena parte
del crecimiento del producto no podía ser explicado por la
suma del crecimiento poblacional
y la acumulación de capital. Abrarnowitz fue el que acuñó
por primera vez el termino "factor
residual". Más tarde, este concepto sería rebautizado
con en nombre de "factor Solow." En
1964 Gary Becker medía la tasa de retorno de la inversión en
educación, el entrenamiento, y
otras formas de inversión en capital humano, en lo que
significó un nuevo e importante paso
en la formalización de la idea de capital humano como una
inversión tan o más productiva
que la inversión en capital físico.
Desde el enfoque inicial de capital humano, hasta nuestros
días, la economía de la
educación ha experimentado un desarrollo acelerado aunque no
lineal, pasado incluso por
períodos de escepticismo y desilusión, y no estando exenta
de fuerte controversias.
La investigación en el área ha retomado fuerza en los
últimos años, en la medida que
la educación ha pasado a ocupar un lugar destacado en la
discusión pública en la mayoría de
los países, y, especialmente, debido a la potencial
vinculación entre educación y desarrollo
económico. En 1985, Mark Blaug describía la historia de la
economía de la educación como "una
historia de rápida declinación en sólo 30 años de historia.
Para Blaug la década de los 60 se
podía caracterizar como una época de fuerte creencia en la
teoría del capital humano y en el
análisis de tasas de retorno en educación. la década de los
70 podía ser vista como una época
revisionista, en la cual se enfatiza el enfoque de screening
o credencialismo (2) y el análisis
de las nuevas tendencias de los mercados laborales, y la
década de los 80, como un período de
estancamiento, y de profundo escepticismo de parte de los
economistas respecto efectivo
Potencial de la educación. No obstante esta visión
pesimista, existen numerosos ejemplos
Acerca de la considerable influencia ejercida por la
economía de la educación tanto en países
Desarrollados, como en países en desarrollo, en particular
en la implementación de reformas
Educativas.
A través de su corta historia en un plano formal, la
economía de la educación ha
Abarcado un numeroso conjunto de áreas y temas, tratando de
aplicarla teoría económica al campo
educativo. Entre estas figuran: el enfoque de capital humano, la función de producción
aplicada a educación, el análisis de tasas de retorno


